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      D. Barenboim toca y dirige Beethoven: 'Concierto para piano n.º 5'

      D. Barenboim toca y dirige Beethoven: 'Concierto para piano n.º 5'

      Concierto
      TP
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      Duración: 44min
      Ludwig van Beethoven, 'Concierto para piano n.º 5 en mi bemol mayor', op. 73 «Emperador»

      1. Allegro
      2. Adagio un poco mosso
      3. Rondo: Allegro ma non troppo

      Staatskapelle de Berlín
      Pianista y director: Daniel Barenboim

      En el pequeño apartamento de Buenos Aires donde vive Daniel Barenboim con sus padres, profesores de piano, cada vez que alguien llama a la puerta es para asistir a una clase.

      «Durante mucho tiempo, ¡creí que todo el mundo tocaba el piano!». No, por desgracia, todo el mundo no toca el piano, pero él, Daniel, se inicia desde muy pequeño y dará su primer concierto a los siete años.

      Cuando su familia regresa a Europa en 1951 para radicarse en Israel, él actúa a sus diez años en los prestigiosos escenarios de Viena y Salzburgo. Los dos encuentros que marcarán su destino como músico son con el pianista Edwin Fischer, con quien cursará sus estudios, y con el director Wilhelm Furtwängler, quien le hará una carta de recomendación cuando tenía tan solo once años.

      Daniel Barenboim no se decantará nunca por una de las dos carreras: será director de orquesta y pianista. Un hecho poco habitual, pues supone asumir también las responsabilidades del director musical. Dirige la Orquesta de París, la Orquesta Sinfónica de Chicago y la Staatsoper de Berlín, y desde 2000 la Orquesta de la Staatskapelle de Berlín, de la que es director vitalicio.

      Preocupado por el devenir mundial, en 1999 funda con su amigo Edward Said la West-Estern Divan Orchestra, donde reúne cada temporada a músicos israelíes y árabes. La orquesta, ubicada en Andalucía, sale de gira todos los veranos. La idea es reunir a jóvenes que jamás se hubieran conocido sin la música. Y es que la música les enseña a hablar y a escucharse. El compromiso de Daniel Barenboim es tal, que en 2008 adquiere la nacionalidad palestina: «Tenemos la suerte, o la desgracia, de vivir juntos», afirma refiriéndose a los israelíes y palestinos. «Prefiero lo primero a lo segundo».

      Este músico, desbordante de humanismo, es un amante de la música de Beethoven, del que ha grabado dos veces la integral de las treinta y dos sonatas para piano (EMI y Deutsche Grammophon), y varias veces los cinco conciertos para piano y orquesta, una vez bajo la dirección de Otto Klemperer, y otra como director y pianista con la Orquesta Filarmónica de Berlín.

      Aquí le tenemos de nuevo frente a los conciertos de Beethoven en mayo de 2007, en el Festival de Piano de la Ruhr, y dirigiendo desde el piano la Staatskapelle de Berlín, una de las orquestas más antiguas del mundo cuya oscura y cálida sonoridad encaja perfectamente con la gesta beethoveniana. Barenboim es el único pianista en la actualidad capaz de responder a un desafío de esta magnitud: dirigir mientras toca los cinco conciertos. Compuestos entre 1795 y 1808, son la piedra angular de todos los pianistas. El propio Beethoven era un excelente pianista. Al igual que las nueve sinfonías o las treinta y dos sonatas, forman un planeta esencial en la galaxia del compositor, en la que su estrella más conocida es, por supuesto, «el emperador» de los conciertos: el Quinto. Pero todos tienen sus encantos y su belleza secreta.

      «El emperador» de los conciertos o el 'Quinto concerto'
      El último concierto de Beethoven es el emperador de los conciertos. Escrito en 1809 cuando Viena es bombardeada y después ocupada por los franceses, el 'Concerto n.º 5 en mi bemol mayor', op. 73, está dedicado, al igual que el 'Cuarto', al archiduque Rodolfo. Creado en el Gewandhaus de Leipzig en 1811, será considerado "original, lleno de fantasía y una obra que causa efecto", un efecto que seguirá causando hasta el día de hoy. Su título «El emperador» no se lo debemos a Beethoven, sino al uso. Esplendoroso, repleto de un intenso júbilo y, a la vez, misterioso y profundo, «El emperador» conquistó, por su exclusiva riqueza musical, al mundo entero.
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