Duración: 21min
Idioma original audio
Español
Subtítulos disponibles
Inglés
'Aguaespejo granadino' es la primera parte del 'Tríptico elemental de España' de José Val del Omar, cineasta visionario e inventor que persiguió un "cine total" en el que luz, sonido y emoción se funden en una experiencia sensorial.
Esta sinfonía audiovisual convierte a Granada en un poema fílmico. Con su innovador sistema de sonido diafónico, Val del Omar logra una experiencia inmersiva que trasciende la pantalla. El agua, la luz, los jardines y los monumentos dialogan con el flamenco y la poesía en un juego hipnótico de ritmos y símbolos.
«Un día le oí pedir al Federico de mi tierra: ''Señor, dame oídos que entiendan a las aguas''. Y ahora soy yo quien os pide que me los prestéis para oírlas. Porque no siendo el mío el camino real de las emociones directas, habréis de salir al encuentro de este pequeño sendero de imágenes y gritos que discurre veloz y, a veces, oculto entre la yerba. Como peces en estanque, o como girasoles en el monte, así están sujetas las criaturas en la palma de la mano del destino. Sumergidas en un ser que palpita, bailan y sueñan. Un pleno misterio las envuelve. La noche las lleva a los verdes estanques donde se entierra la luna. El día al azul, como nubes que se entregan a la luz. En el valle de las diferencias, donde se acuna el río de la vida, las piedras y el agua cantan, y dos culturas se entre-devoran alumbrando. Dejad, pues, que suba esta cinta de gritos desde las malas entrañas hasta las estrellas. Yo la ensarté para contagiar conciencia del baile de nuestra vida: SIGUIRIYA. Como el agua de las fuentes de mi tierra.» [JVdO]
Dirección: José Val del Omar
España, 1953-1955
Esta sinfonía audiovisual convierte a Granada en un poema fílmico. Con su innovador sistema de sonido diafónico, Val del Omar logra una experiencia inmersiva que trasciende la pantalla. El agua, la luz, los jardines y los monumentos dialogan con el flamenco y la poesía en un juego hipnótico de ritmos y símbolos.
«Un día le oí pedir al Federico de mi tierra: ''Señor, dame oídos que entiendan a las aguas''. Y ahora soy yo quien os pide que me los prestéis para oírlas. Porque no siendo el mío el camino real de las emociones directas, habréis de salir al encuentro de este pequeño sendero de imágenes y gritos que discurre veloz y, a veces, oculto entre la yerba. Como peces en estanque, o como girasoles en el monte, así están sujetas las criaturas en la palma de la mano del destino. Sumergidas en un ser que palpita, bailan y sueñan. Un pleno misterio las envuelve. La noche las lleva a los verdes estanques donde se entierra la luna. El día al azul, como nubes que se entregan a la luz. En el valle de las diferencias, donde se acuna el río de la vida, las piedras y el agua cantan, y dos culturas se entre-devoran alumbrando. Dejad, pues, que suba esta cinta de gritos desde las malas entrañas hasta las estrellas. Yo la ensarté para contagiar conciencia del baile de nuestra vida: SIGUIRIYA. Como el agua de las fuentes de mi tierra.» [JVdO]
Dirección: José Val del Omar
España, 1953-1955



















